domingo, 26 de junio de 2011

Corto de vista, larga de piernas

Él era corto de vista y ella, larga de piernas. Quiso el destino que sus vidas se cruzaran en un breve instante. Su tacón de aguja no resistió toda la noche, y la obligó a tambalearse hasta agarrarse a él, dejando sus caras a pocos centímetros.

         Hasta entonces, ella sólo era una sombra con figura femenina. Pero de cerca, ahora que podía contemplarla, se le antojó la mujer más bella que hubiera conocido. Con la excusa de ayudarla con el zapato, se arrodilló para sujetarle el pie, pasando sus ojos a pocos centímetros de su cuello, su pecho, su ombligo, sus muslos, sus rodillas, para terminar clavando la mirada en un tobillo perfecto que sobresalía de un zapato sin tacón.

         Ella, que no había reparado en su presencia, se vio sorprendida por la fuerza del brazo masculino al sujetarla, la calidez de su voz al calmarla y la delicadeza con que la trataba. Sin tacón, él había crecido los centímetros suficientes como para convertirlo en un hombre más que atractivo.

         Inseguro de sí, pensó que una mujer como aquella nunca se fijará en él, que no se podía aspirar a que la vida le diera una sola oportunidad con ella, y como era corto de vista no se dio cuenta de que ella lo miraba como no había mirado nunca a otro, así que una vez arreglado el calzado, se despidió y la condenó de nuevo al mundo de las sombras con figuras femeninas.

         Ella, segura de sí, temió enamorarse como no lo había hecho hasta entonces, y cansada de desengaños y frustraciones que no le habían llevado a ningún lugar, aprovechó sus largas piernas para poner tierra de por medio.

8 comentarios:

  1. Si el destino los cruzó en un breve instante..., que triste que la inseguridad los condenara al mundo de las sombras.

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  2. Suele pasar más de lo que nos creemos. Cuando lo vemos escrito es una pena; cuando nos pasa a nosotros, ¡qué íbamos a hacer!
    Un saludote

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  3. Que duro es, verdad?
    Que lo que No es nada, pretenda ser Todo
    y lo que es Todo,
    No llegue a Nada.
    Pura utopía para no variar.
    Un abrazo y suerte hasta siempre.

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  4. Ese abrazo suena a despedida, y eso no es tener suerte. El papel (y la pantalla) lo aguanta todo,pero las historias de flechazos suelen ser bonitas porque el cuento termina ahí. Si se entrara en quién hace la cama después de revolverla, quién limpia la ducha,quien es el que se viste y se va o quien es el que se queda, quieén tiene celos y quién, atrapado... En fin, soñar con lo que pudo ser es precioso, saber lo que ha sido, igual no tanto, pero eso es otro cuento. ;-))

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  5. No me puedo creer que todos tus miedos sean quien hace la cama, limpia la ducha, se viste,se queda o se va y atrapados ya están y eso implica celos(sanos).
    Hay ser valientes y asumir la capacidad de error y que como algo inherente a la persona, convivimos con el miedo. Y ser conscientes que por miedo a equivocarnos no vivimos nuestras emociones-estamos viviendo a no vivir-aunque no sabemos que estamos renunciando al éxito en la misma proporción. No pienses, sólo siente(que profundo me ha quedado)

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  6. Haces bien en creer que esos no son mis miedos. Que sepa, ni siquiera he dicho que tenga miedo a eso ni a otras cosas. Lo único que planteo es que los cuentos se acaban con el comen perdices y todos felices, y la realidad es que las perdices hay que cocinarlas, los platos lavarlos, acostar a los niños, despedir a las visitas y no es tan sencillo como queremos imaginar. ¿Eso es miedo? Porrrrrr supuesto que no, es saber que el mundo no se para sino que sigue girando, y hay que levantarse a trabajar, y hacer la compra , y aguantar a las personas que quieres y hasta a las que no quieres, y sí, la vida es así. Que tiene que ver eso con el miedo, ni idea. Mis miedos, que no son muchos, nada tienen que ver con las relaciones de pareja (por aclararlo). Por cierto, desde mi punto de vista, tiene los mismos riesgos decidir dar ciertos pasos como decidir no darlos, en ambos casos hay que asumir las consecuencias, no sólo vive el que se lanza siempre a todo, ni siquiera implica que se viva más intensamente.Un beso

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  7. Y en relación a la utopía que se menciona más arriba, mira qué cosa tan bonita escribe Eduardo Galeano sobre ello:

    Ella está en el horizonte. Me acerco dos pasos, ella se aleja dos pasos. Camino diez pasos y el horizonte se corre diez pasos más allá. Por mucho que yo camine, nunca la alcanzaré. ¿Para qué sirve la utopía? Para eso sirve: para caminar.

    Un beso.

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