lunes, 6 de junio de 2011

Sentidos y sensibilidad

Asumimos con naturalidad, y con razón siempre que estemos en posesión de todos los sentidos, que la vista es el primero de ellos que se pone en marcha cuando conocemos a alguien. La presencia, la forma de vestir, los rasgos de la cara, el color de los ojos, etcétera, son los primeros datos que procesamos y de ellos dependen las primeras valoraciones.

            No obstante, parece curioso que, por lo general, sea precisamente el sentido de la vista el que menos tiene que ver con el amor, quizá por ser tan vital en la primera impresión, lo que lo descalifica a medida que vamos poniendo en uso otros sentidos.

            Personas que según el sentido de la vista resultan poco estéticas, terminan en muchos casos siendo hermosas en cuanto las conocemos más, y si bien lo estético prima en un primer momento, las demás características que los sentidos pueden percibir van colocándose delante de ella.

            Un hombre o una mujer bellísima, si desprende un olor que no nos resulta agradable, o el tacto de su piel produce cierto rechazo, o sólo escuchamos idioteces, o el sabor que detectamos en su cuerpo nos impide acercarnos tanto como quisiéramos, la relación amorosa (y no hablo sólo de sexo) resulta especialmente complicada.

            En cambio, el caso contrario lo vemos de forma habitual. No todos los o las que conocemos son físicamente Venus o Adonis, pero recordamos de ellos y de ellas el olor de si piel, el sabor de su boca, la calidez de sus manos o las conversaciones compartidas.

            Somos capaces de reconocer una voz en un tumulto y hasta podríamos decir la temperatura corporal de la persona que se levanta a nuestro lado. Al final, cuando una relación (sea de la profundidad que sea) se termina, probablemente, el sentido de la vista no es el que más nos cuesta que se adapte a la nueva situación.

            Quizá por eso, para evitar distraernos, cerramos los ojos cuando queremos sentir algo más profundamente.

            Esto, que en principio es una teoría que puede tener cierto fundamento, cada vez sirve para menos, ya que hay que ver la cantidad de gente que vive de las apariencias. 

12 comentarios:

  1. Vamos, que te lo tuviste que hacer con la poco estética de ver ya que la bellísima era un poco espesa de oler.

    Conclusión:
    El olfato es tan importante o mas que la vista.

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  2. No, lo tuvo que hacer la de al lado, yo soy el feo que olía chungo ;-(

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  3. Craso error confundir los ojos con la mirada, la boca con la sonrisa o la cara con la expresión... por eso no nos enamoramos de una foto sino de un ser humano o inhumano, de todo hay en la viña del Señor.

    El sentido de la vista nos perturba tanto que tenemos que cerrar los ojos para concentrarnos profundamente, el 80% de la información que nos da un interlocutor nos llega por los ojos y no por el oído, es decir, se la robamos y eso nos genera más emoción, despierta el espía que llevamos dentro... No es tan fácil vivir de las apariencias, hay que ser un maestro del engaño.

    Estaré pendiente de la oferta fomativa del Servicio Canario de Empleo

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  4. Mira por donde, no lo tengo tan claro. La gente se enamora de Shakira, de Nicole kidman, de David Beckhan, Tom Cruise,Brad Pitt o George Clooney, por suys fotos. Si supiéramos cómo son en realidad, igual ni los mirábamos. De Pablo Milanés, de Fito o de John Lennon, la gente se enamora de sus letras y por ellas de ellos, pensando que todo es como lo cuentan en sus historias. En ambos casos, estoy seguro que si a Nicole o a Clooney le cantara el sobaco mogollón, tuvieran una piel desagradable al tacto y su conversación fuera aburrida, no podrías mantener el enamoramiento mucho tiempo.
    Es evidente que enamorarte por la vista y por lo que imaginas es fácil, el problema, y eso lo oimos de jóvenes y lo aprendemos de mayores, es el día a día. En fin, otro caso diferente es el de Gloria Fuertes y Torre Bruno, que nos conquistaron con la foto y con sus letras.
    Un besote

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  5. Unos tenemos cuerpo de porsche y otros de ranchera, eso solo es la chapa, hay que mirar siempre el motor.

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  6. Por supuesto, pero yo ni siquiera voy a eso. Me llama la atención que al final, siendo la vista el sentido que "juega con ventaja" por ser el primero que ponemos en marcha, al final, el resto de los sentidos tienen mucha más importancia. Y ahí está parte de la gracia, que cuando tratamos con alguien incluso hay un sexto sentido que nos dice que nos vamos a llevar bien o no, aunque a la vista nos pueda parecer más o menos agradable, sin necesidad de llegar a conocerla. Pero, evidentemente, al final lo importante es lo feliz que puedes ser con esa persona, y no hablo sólo de relaciones de pareja.
    Saludotes ;-)

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  7. A mi parece.....que...hueles bien!

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  8. Ya sólo nos quedan cuatro sentidos :-(

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  9. El amor es una "reacción química" que revoluciona literalmente el cerebro.

    Empieza por el sentido de la vista. Por la atracción física o sexual surge el deseo, que nos puede convertir en auténticos chiflados-obsesivos-compulsivos.

    Y todos, hasta el mas tosco-a, todos buscamos sentir DESEO desenfrenado por alguien.

    Pues así funciona la Química del Amor en las personas de este mundo.

    Después ya depende de la voluntad de cada uno de convertirlo o no

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  10. Evidentemente, yo no estoy de acuerdo. Si bien puede darse una serie de transformaciones físicas y químicas, lo que tengo clarito es que las psíquicas son mucho más importantes. La dependencia de una pareja que presentan muchas personas, la obsesión típica que vemos en muchos casos, la gente que se queda colgada de su ex pareja tras romper, etcétera, eso no es un proceso químico, aunque tampoco amor, o no es lo que yo llamo amor.
    Y yo debo estar más allá del tosco más tosco, porque lo que yo busco es ser feliz, y no deseo desenfrenado. Es más, lo primero que me planteo cuando aparece el deseo, es cuanto me va a complicar la vida y hasta donde vale la pena complicársela a estas alturas de la película. Si es sólo deseo, a mí no me merece la pena complicármela. Claro, así me va. ;-))

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  11. Un tema que da para mucho hablar. El miedo siempre presente. Si lo tenemos muy en cuenta, nos puede impedir vivir experiencias que podrían ser transcendentales en nuestra vida. Pero si nos atrevemos a transcender ese miedo, podríamos descubrir un mundo de posibilidades, aunque ello conlleve algo de sufrimiento. Todo tiene su cara y su cruz; su claro y su oscuro; alegría y tristeza…en fin, que dejar de vivir por miedo a sufrir, ¿qué clase de vida sería?. Eso sí, tampoco hay que ser temerario, el miedo sirve para avisarnos de que hay que tomar precauciones, pero quedarnos paralizados no es la mejor opción, creo yo.

    Un beso

    Pd.: perdón por la amplitud del comentario.

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  12. Nada de perdón. Casi es obligado hacerlo ;-)
    Supongo que debo tener los términos equivocados, porque veo que se habla mucho de miedo, pero yo no creo sentirlo. No sé si la gente tiene o no miedo al sufrimiento, pero en mi caso lo que no quiero es complicarme la vida si no tengo claro que me quiero arriesgar por eso. Pongo un ejemplo: Hay quien no quiere jugar al fútbol porque no le apetece correr detrás de un balón, ver que no le pasan, cabrearse con los compañeros de equipo si no se juega bien... y en cambio no le importa practicar el kárate aunque reciba muchos más golpes, porque es un deporte individual, porque sudas menos o porque descargas adrenalina (es un ejemplo así que no debatamos sobre el fútbol y el kárate). ¿Es miedo a los golpes o es que ya ha jugado al fútbol y sabe que eso le aburre, no le gusta?¿Quiere decir que no le gusta el deporte?
    En fin, que creo que la gente tiene derecho a saber a qué quiere jugar, y que la mayoría juegue a los mismo no quiere decir que uno no descubra, busque o pretenda practicar deportes más acorde a sus necesidades.
    Un besote

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