No sé cuántas veces me reencarné antes de encontrarla. Ciego
como estaba, reconocí sus labios nada más rozarlos con los míos. Sólo el dolor
de la alegría al verla sonreír me advirtió de que el desamor me causaría la
muerte. Pero, ¿quién tiene miedo a la muerte si sabes que sólo su recuerdo
aliviaría una eternidad en el infierno? Eso pensé aunque ahora lo dude.
Quizá fuera mi última esperanza de alcanzar la felicidad. No
de reírme entre amigos, o de pasar un rato agradable. Era la respuesta a
cientos de noches y de días en donde nadie llenaba los huecos vacíos de mi
corazón.
Pasamos unas semanas viviendo en la gloria. Abandoné todo
aquello que me había dado razones de vivir, porque nada había más bello ni más
importante que ella. Sin ella no había presente ni futuro, y el pasado sólo fue
algo necesario para alcanzarla.
Fueron unos cuantos días, semanas, algunos meses, hasta que
llegué a casa y la vi haciendo la maleta.
“¿Qué haces?” –Pregunté.
“Me voy” –Contestó
ella.
“¿A dónde?”
“Lo he encontrado”
“¿A quién?”
“No
sé cuántas veces me reencarné para encontrarlo. Ciega como estaba, reconocí sus
labios nada más rozarlos con los míos. Sólo el dolor de la alegría al verlo
sonreír me advierte de que el desamor me causaría la muerte. No sé si lo
entiendes, pero me tengo que ir”.
Ya no dije nada. Cómo no iba a entenderlo. Me senté en el
sillón y pasé varios días sin moverme, dando cabezazos de vez en cuando en el mismo sillón.
Volví al trabajo, y un poco más tarde a retomar una vida que
no me llenaba, pero me mantenía en la vida.
Un año más tarde la encontré en una parada de taxis. Nos
saludamos con cortesía y traté de mantener cierta distancia, pero no pude. A
pesar de intentarlo tuve que preguntarle por su relación, por cómo le iba.
“Me
dejó. Apareció la mujer de su vida y me dejó”.
Yo le contesté que lo sentía, que esas cosas pasan, y me
despedí de ella con una mirada solidaria.
Al dar la vuelta me sonreí, “así es la vida de caprichosa”,
recuerdo que pensé y comencé a tararear una canción de "Elefantes". Desde entonces vivo mucho más feliz, más relajado y hasta
sonrío con más ganas que nunca.