Regresé del sueño de la nada para despertar en la realidad
de la miseria. Había esperado tanto que se me olvidó que la vida tiene sus
propios planes en donde lo imposible ocurre y lo que más deseas es inalcanzable.
Es así. Traté de sobrevivir y ahora me anuncian que los Mayas ya auguraban el
fin del mundo para mañana, amé locamente hasta que descubrí que el compromiso
podía tomar forma, busqué mi soledad en los momentos en que más falta me hacía tener
compañía.
Creía en los milagros porque no ocurrían. ¿Qué interés podría
tener alcanzar lo que es posible? ¿Para qué sirve? Sólo lo contrario nos
permite descubrir la diferencia y sólo estirar los brazos hacia lo imposible
nos hace crecer.
No había más ni menos motivos. Los motivos no existían. El
monstruo nace de dentro y se alimenta de pasiones y de momentos, nunca de
razones. La razón es el argumento para atar a la fiera, pero la fiera no
deja de comer.
Pero los años pasan, y aprendí a dejar de comer carroña y a elegir sólo lo mejor del menú, y el monstruo interior ha aprendido a dormir
enroscado y a cambiar la pasión por la ternura. Y hay quien me mira y cree que
ya está controlado.
Claro que yo no olvido que ahí sigue el monstruo, y que sonríe
y le brillan los ojos cuando todo parece tranquilo.
https://www.youtube.com/watch?v=Fs841UgXMnY