No mires atrás.
Corre todo cuanto puedas, sin medir fuerzas ni ganas. Corre como si te
persiguiera el mismo diablo. No dejes de mover las piernas a la velocidad que
puedas. Como si huyeras de un tsunami, de la caída de un meteorito, como si la
tierra se estuviera abriendo tras tus pasos. Corre sin parar de correr. No te
importe pisar a muertos y a heridos, a niños, a abuelos, a tullidos… No repares
en gritos ni en llamadas de auxilio, ni en las manos que se levantan, ni en el
ruido que hacen tus pisadas sobre las cabezas y los estómagos, ni en el bosque
que se quema tras de ti.
Claro que
también puedes permanecer y mancharte las manos y el espíritu. Trabajar. Dar
amparo y proteger a quienes son pisoteados, apagar el fuego, hacer zanjas y
desviar el agua, construir refugios cada vez más sólidos, acompañar a los moribundos
y sanar a los enfermos. Tocar las manos, poner y ponerte de pie, abrazar,
besar, sentir, soñar, vivir. Mirar la tragedia de frente como si la muerte no
respirara tras de ti, pero también al amor y a la ternura como si la vida
estuviera en juego.
Unos y
otros, el que corre y el que está, tienen en común que cada momento se
enfrentarán a lo mismo, o más carrera o más que hacer. Lo que les distingue es que,
el que corre, lo hace solo y no llega tan lejos.
Cuánto significado hay en el segundo párrafo, me encanta, y también me emociona.
ResponderEliminarEn estos tiempos, donde quiera que mires, parece que se encuentra alguien que está necesitado de alguna de estas acciones que mencionas en este párrafo, incluyéndonos nosotros, por supuesto. Porque a quién no reconforta un abrazo en un momento dado y un poco de ternura?
La personas necesitadas de ayuda ya no están sólo al otro lado del océano, están en la puerta de al lado, están desamparados en la calle porque ya no tienen acceso a un servicio sanitario...en fin...mucho dolor por todas partes.
Un abrazo grande.
Hay una cosa curiosa. Cuando se hablaba de que España iba como nadie en Europa, al menos dos millones de personas estaban en paro, pero eso sí, la gran mayoría corría y no miraba atrás, ni se planteaban los abusos bancarios, ni las condiciones laborales, ni los derroches en Educación ni Sanidad... ¡Qué más daba!
ResponderEliminarClaro que es distinto cuando el que se queda lejos es familia, son vecinos, son personas que realmente nos importan porque ahora sí que tienen rostro y nombre.
Si lo que pasamos sirviera para comprender lo que podemos hacer si nos respetáramos y pusiéramos los intereses de todos por delante de comprar otra casa, seríamos capaces de no repetirlo.
En fin. Lo repetiremos.
Un besote y gracias ;-)