lunes, 21 de febrero de 2011

Aún no lo sabes

¿Y si de pronto nos entendiéramos, y tú no estuvieras tan lejos de tu mundo ni yo tan cerca de mi cielo?¿Y si tu rica sonrisa supiera de mis pobres sueños?¿Y si fueras capaz de perdonar lo que nunca va a suceder?¿Y si no hubiera mañana contigo?¿Y si mi oración no te acogiera?¿Y si al mirar tu vida vieras tu muerte?¿Y si fuera cierto todo salvo lo que parece verdad.?¿Y si al final de la partida descubres que habías perdido antes de empezar?

miércoles, 16 de febrero de 2011

Destino

Hay personas que creen que el destino es sólo la justificación que algunos dan a hechos que, sin ninguna relación inicial entre ellos, terminan enlazándose o dependiendo uno de otro. Pepa y Milo eran de esa opinión, militantes del “piña asada, piña mamada” y del “no esperes mañana lo que no se te dé hoy”. Atados a esta filosofía tardaron demasiado tiempo en plantearse la gestación de un hijo. Demasiado tiempo de embarazo, demasiadas cuestiones incontrolables, demasiadas cosas en manos de un azar en el que no creían.

        Entre cálculos, miedos e indecisiones, el tiempo en el reloj biológico corrió rápido así que cuando decidieron que sí, el cuerpo dijo que no, y volvieron a las matemáticas y al calendario para plantearse la adopción como forma de dar respuesta a un sentimiento que fuera de todo pronóstico había nacido en ellos.

        Es probable que el destino nada tuviera que ver con que la solicitud se realizara el 26 de julio, que el nombre previsto para la niña fuera Ana y que en la documentación presentada apareciera como madrina otra Ana.

        El mismo destino que no actuaba en sus vidas, no debió ser la causa de que el sello que marcara el registro de entrada cayera sobre los papeles en el preciso instante en que, a casi 8.000 kilómetros, una preciosa niña recién parida rompía a llorar tomando sus primeras bocanadas de aire.

        Nada tuvo que ver tampoco el destino en que los sueños de ellos al encuentro con una chinita sin rostro se cruzaran con los de la pequeña en busca de unos padres sin nombre, ni que la documentación se traspapelara el tiempo suficiente en la embajada para que el expediente 21052002 (curiosamente la fecha de su boda) se enviara por error al orfanato en el que la niña fue acogida, ni en que la fecha en que padres e hija se verían la cara por primera vez fuera el 14 de febrero, ni que desde seis ojos y por seis mejillas corrieran las mismas lágrimas en en mismo y preciso instante.

        Nada tuvo que ver el destino en eso, ni el azar ni la fortuna ni la casualidad ni los hados. Pepa y Milo siguen sin creer, pero Ana, que a pesar de sus sufrimientos confió siempre en el saber hacer de la vida, está convencida de que desde su nacimiento Cloto, Láquesis y Átropos asumieron su cuidado, tejiendo juntos los tres destinos, antes incluso de que ninguno de ellos se conociera antes, incluso, de que Dios creara el mundo.

jueves, 3 de febrero de 2011