viernes, 10 de junio de 2011

Mi reino no es de este mundo

-¿Sabes que eres raro?
- No, no lo sé, estoy seguro. ¿Pero por qué lo dices?.
- Porque eres raro.
- ¿Pero lo dices por algo?
- Claro, no hay forma de hablar contigo.
- ¿Y qué estamos haciendo?
- Hablar, pero no de lo que yo quiero.
- ¿Y de qué quieres hablar?
- No te lo voy a decir.
- Pues va a ser difícil que hablemos de lo que tú quieres si no me lo dices.
- Es que no me dejas.
- ¿No te dejo qué?
- Decir lo que quiero.
- Ya me dirás cómo te lo impido.
- No me lo impides pero no quieres escucharlo.
- No sé qué quieres que escuche si no me lo cuentas.
- Te lo contaría si tuviera confianza.
- Pues nada. Ya hablaremos cuando tengas confianza y me lo quieras decir.
- ¡Lo ves!
- ¿El qué?
- Cómo no tienes ningún interés.
- En qué.
- En nada.
- Perdona, hay mil o treinta mil cosas que me interesan, pero no sé de qué estás hablando.
- Como todos los hombres. Si tienes un problema, a darle la espalda y a correr.
- Está bien. Lo acepto. Pero me costaría menos si supiera de qué problema hablamos.
- Como si no lo supieras.
-...
- Claro, ahora no dices  nada.
- Es que no sé de qué hablamos.
- ¡Lo ves!
-...
- Si es que escribes muchas cosas, pero después, en la realidad, no eres capaz de asumir lo que dices.
- A ver. Organicémonos. ¿Qué es lo que he escrito o dicho que no sea capaz de asumir?
- Tú sabrás.
- ...
- Ves como lo sabes.
- ...
- Claro. Ahora no dices nada porque tengo razón.
- Por Dios. Estoy seguro de que sí, de que tienes razón, pero dime en qué.
- Como si fueras tonto.
- (Ni una palabra pero lágrimas de desesperación)
- No, si es la salida fácil, hacer como si no te enterases de nada.
- (Más lágrimas y algo de desesperación).
- Bueno, entonces ¿qué haces?
- Qué hago de qué, con qué o para qué...
- Tú, con tal de humillarme...
- !!¡¡???¿¿??¡¡¡!!!
- No, si es lo que esperaba de ti...
- (Dios mío, por qué me has abandonado)
- Nada. Vete para tu casa. Para estar así...
-....
- No, si tú... Si tú... Si tú... Si tú... Si tú... Si tú... Si tú... Si tú... Si tú... Si tú... Si tú... Si tú... Si tú...
- (Me dirijo a la persona que hay dentro de mí, ¿hay alguien al otro lado?)...
- Y tú... y tú... y tú... y tú... y tú... y tú... y tú... y tú... y tú...
- Camarero, una copita...
- Porque tú... porque tú... porque tú... porque tú... porque tú... porque tú... porque tú.....................

8 comentarios:

  1. Genial!!
    Me encanta la forma de reflejar cómo nos comunicamos (o no) de diferente forma, mujeres y hombres. Divertido texto. Gracias una vez más.

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  2. No sería yo capaz de decir que es entre sexos (mujeres y hombres). Casi que lo veo como un diálogo entre sordos. Yo te digo pensando que tú entiendes y yo, que no entiendo, sonrío y no digo nada.
    De verdad: Gracias a ti por leerme y por darme una vuelta más. Un bso

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  3. A mi me parece que lo que ocurre es que tenemos miedo a comunicarnos, unos y otros, verbalizar exactamente lo que deseamos, lo que tememos, lo que nos molesta. Pretendemos que adivinen e incluso creemos que está muy claro para el/la otro/a, ¡debería conocernos, saber lo que pensamos!, y no, eso es imposible. Comunicarse no es nada sencillo. Y a veces lo que sale es puro reproche pero sin ir a ninguna parte, o sí, al malestar de ambos, a empeorar, nunca a mejorar, al menos de esta manera. Esta manera que expones, Yiyo, es más habitual de lo que parece.
    Besos de lunes, osea, un poco dormidos.

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  4. Estoy seguro de que ocurre mucho más de lo que parece. De hecho hay situaciones en que se hablan de cosas muy distintas y ninguno de los conversadores se da cuenta. No obstante difiero, si me lo permites, en un detalle. Muchas veces no es una cuestión de complejidad verbal sino de no querer decir lo que queremos, y así no asumir toda la responsabilidad de lo que suceda. Preferimos lanzar la piedra y esconder la mano. En fin, besos de lunes. ;-)

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  5. Pues eso es, MIEDO.

    Besos.

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  6. Puede, aunque yo insisto que en este caso lo que no hay es valor, que no es lo mismo pero a esta altura creo que da igual. Besitos también y gracias por compartir un ratito con unos cuantos que andamos por aquí.

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  7. "Más importante que escuchar palabras es adivinar misterios, descubrir angustias".

    "Una persona que escucha es capaz de detectar las necesidades del otro y ponerse, cuando convenga a su servicio".

    "Se escucha más un latido sincero del corazón que un discurso".
    O,

    ""Gracias por querer escuchar lo que dice mi corazón sin palabras"".

    Todas son frases de calendario y hay montones; bastantes más que valor aunque sea a estas alturas.
    Besos

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  8. El problema cuando aplicamos estas "frases de calendario" es que, normalmente, nos olvidamos que son aplicables en dos direcciones. Quiero decir, que siempre que decimos cosas como lo del "corazón sin palabras", pensamos que se trata de nuestro corazón y nos olvidamos que el otro también tiene gana de que le escuchen. Que no digo que sea el caso.

    Un besote

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