sábado, 28 de mayo de 2011

Compañera

No es la primera vez que me siento solo, pero a diferencia de otras soledades hoy me ocupa una soledad especialmente hiriente, una soledad personalizada, pasional, descubridora de todas mis soledades, una soledad tristemente sola, angustiosa, casi un maltrato (sin casi: un maltrato).
Hoy mi soledad se ha hecho solidaria conmigo y ha compartido todo su vacío aplastando mis pocas defensas, mis trampas anti-soledad, mis bombas contra el desaliento. No vino hasta mí, estaba dentro de mí y ahora es cuando ha decidido presentarse.
Sin quererlo, yo he ido alimentando a mi soledad, cuidándola, dejándola crecer creyendo que estaba simplemente desolada, cuando el desolado era yo.
Así que no se trata de una soledad ahuyentable (siquiera en el mejor de los augurios). Es más bien una soledad plomiza, de punto y principio, acompañante, extrovertida, perenne, sólo soledad, que brota, intrasplantable.
Hoy me he sentido SOLO, así, en mayúscula, ni siquiera estaba mi yo para hacerme compañía. Así que decido quedarme con mi soledad, que es lo único que verdaderamente tengo, a la que no podré vencer y con la que tendré que aprender a vivir acompañado.

10 comentarios:

  1. Conozco soledades que parecen auténticas condenas, verdaderos arrestos domiciliarios.Y lo curioso de éstas, es que sus protagonistas, en su día, la eligieron libremente, sin coacción ni premeditación, igual que aquel que elige un maestría universitaria y continua con el doctorado, de forma que después de muchos años dedicándole tanto tiempo al estudio, conocimiento y práctica de la soledad, la persona en cuestión, acaba convirtiéndose en Experto de reconocido prestigio.

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  2. Totalmente cierto. Y lo que es peor, terminas aislándote, asilvestrándote, desarrollando un cierto rechazo hacia lo externo. Y, a veces, hasta te sientes tan cómodo que no tienes interés en cambiar nada. Los que ya tenemos cierta edad y alguna experiencia, solemos entrar y salir de ella con cierta facilidad. Un beso no tan anónimo.

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  3. Yo creo que esto es mas bien como una adicción:
    Es fácil entrar pero no tanto salir.

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  4. Será que estoy viejo, o que ella y yo hemos sido compañeros de viaje muchas veces, o que no tengo hijos que me ocupen todo el tiempo, o que Frida (mi perra) no hable demasiado, el caso es que si es una adicción, está controlada. En cualquier caso no condiciona mi felicidad. Hay veces que está y otras que ni se le espera. ;-)

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  5. Solos nacemos, y solos nos morimos... Y a veces, solo a veces, y a ratos, entre medio compartimos. Debemos acostumbrarnos a estar a gusto con nuestra soledad; como toda situación, tiene sus ratos buenos y sus ratos peores, sus momentos bienvenidos y ansiados y sus momentos odiados. Pero es nuestra, forma parte de nuestro ser. No estás solo, estás contigo; aunque digas que ni siquiera tú estabas. Sí estabas, pero escondido, agazapado... en algún rincón de tí. Un besazo, Canario. Y espero que muy pronto la vuelvas a disfrutar.

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  6. Lo malo no es sentirte solo, sino darte cuenta de que lo estás. En fin, siempre es un consuelo saber que estás al otro lado del blog. Un besote

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  7. Solo? un sábado? Uff, estás fatal. Si quieres te comento un par de sitios en Vegueta donde puedes encontrar una pandi estupenda; son gente fenomenal, mutiracial, multicultural, multifloral y multiorgásmica. Una vez a mí me pasó, la soledad se hizo conmigo, fué una enoooorme sensación de caída al vacío, pero solo al principio, como el puenting, sabes? Una vez tomé las riendas de mis emociones, lo vi claro, solo tengo que echarme pa'la calle y buscar a alguien cool, diferente, que me aporte, sabes? así que tiré iphone y encontré a esta pandi, súper profunda, eso sí un poco alcohólica, me sentí tan tan tan bien, que decidí dejar mi soledad con ellos e irme a casa a ver el teletienda. Una noche gloriosa, sí, señor.

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  8. Lo haría con gusto. Ya probé la teletienda y todos los bares de Vegueta, pero la jodida soledad fue la que prefirió quedarse en casa, así que volví a las tantas y con otra soledad, que al final se juntaron y volví a quedarme solo. Además no podía dormir porque las dos soledades no hacían sino hablar y reirse. En fin, que volví a la calle. Como dice La cabra mecánica: "es la falta de amor la que llena los bares". También en Santa Cruz. Un besote

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  9. Quizá un día nos encontremos y tu soledad se sienta intimidada.

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  10. Eso me parece bien. Salimos , echamos unas copas y ya pagará el último.
    Besote. ;9

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