martes, 10 de mayo de 2011

Las cosas no son como uno quiere

Me habría gustado que el casero le hubiera cortado el agua a Pilatos, o que Pandora tuviera que viajar en avión con su cajita, o que Nerón hubiera soñado ser bombero, que Little Boy  y Enola Gay nunca se hubieran conocido, que los carros y los carretones no vinieran juntos, que no hiciera falta pasar por la tempestad para encontrar la calma, que el amor y el odio no compartieran jardín, que la política fuera el arte de servir, que Romeo y Julieta se hubieran entendido, que a Mateo le hubieran robado la guitarra y que Vicente supiera estar solo.

            Me habría gustado cambiar muchas cosas, la puntería de Lee Harvey Oswald, la velocidad del Titanic, las elecciones del 33 en Alemania, el descubrimiento de la pólvora por occidente, el acierto del primer ballenero…

            Sé que la historia es interpretable, pero los hechos inmutables. Me duele ver que el presente también, que nada puedo hacer por los 61 inmigrantes que murieron de hambre y sed en el Mediterráneo porque un buque militar les negó auxilio. Habría preferido el naufragio de la fragata, o el portaaviones, o lo que fuera, porque sé que entonces recordarían que la solidaridad no tiene pasaporte y que la muerte casi nunca es dulce. Que todo es interpretable, pero los hechos, inmutables.

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