Durante demasiados años las condiciones le fueron precisas
para crecer por encima de todos los demás árboles del bosque. No fue sólo una
cuestión de suerte. Un biólogo con ganas de trascender en aquel espacio de la
naturaleza plantó las semillas de pino en el mejor sitio y cuidó de él hasta
que su copa sobrepasó la mayoría de los congéneres de su entorno.
No pasó mucho tiempo para que el pino se diera cuenta de que
no había árbol más alto ni tronco más fuerte que el suyo. Sus ramas se
extendían sobre todas las plantas que le rodeaban y su tamaño aumentaba
llevándose a su paso todo lo que podía tener cerca.
Hartos de vivir bajo la sombra del pino y de sufrir las
terribles consecuencias de la acides de la tierra que las grandes cantidades de
pinocha provocaba, los representantes del bosque trataron de convencer al “gigante”
de las consecuencias de su falta de respeto hacia los demás.
El pino, que para entonces ya medía más de 70 metros, casi ni
escuchó sus voces, y las peticiones de convivencia las interpretó como quejas
de unos insensatos incapaces de valorar la suerte que tenían de estar junto a
él.
Las primeras consecuencias no se hicieron esperar: la cantidad
de pinocha se multiplicó y él trató de seguir creciendo sin importarle las
demás especies ni las el consumo de territorio que su enorme tamaño exigía.
El pino, cada vez más aislado ya que la inmensa capa de
pinocha impedía que nada creciera en su entorno, decidió sólo mirar hacia
arriba y persistir en su idea de crecer y crecer.
No le faltaba aduladores, especialmente hormigas, ardillas y
algunas aves que buscaron entre sus ramas un lugar seguro donde anidar. Para el
pino era suficiente compañía.
Una noche de agosto, la chispa de
un cable de alta tensión que atravesaba el bosque prendió la pinocha seca que el
pino iba acumulando bajo él. El viento y las altas temperaturas convirtieron
aquellas hojas en pólvora, y en pocos minutos el tronco del pino se vio
envuelto en llamas.
Las hormigas que le habían adulado durante tanto tiempo
trataron de huir tronco arriba. Mejor suerte corrieron algunos de los pájaros, que
si bien perdieron sus huevos, sus nidos y todo cuanto poseían, lograron salvar
sus vidas.
El pino, que ya había decidido no mirar nunca más hacia
abajo, empezó a oler el humo y a sentir el calor. “El bosque se quema. Ellos se
lo habrán buscado”, se dijo a sí y trató de estirarse un poquito más para ganar altura.
Al terminar de leer el relato lo primero que se me ocurrió fue pensar en la actitud egoísta del Pino, pero inmediatamente me surgió algo más, y que en realidad creo que nada tiene que ver. Pero vaya usted a saber el porqué.
ResponderEliminarMe vino a la cabeza esa situación en que dos personas muy cercanas, no necesariamente pareja, van caminando por la vida en sintonía, pero por alguna razón, uno de ellos va evolucionando, creciendo en un sentido diferente del otro. La curiosidad y la inquietud hace que se convierta en un buscador/a y que comience a tomar otro camino, lo que al tiempo, hace que comience a distanciarse de la otra persona, quien a su vez, empieza a temer ese giro. Y en este punto, nota que "se aleja". ¿Qué hacer? Aceptar o intentar que ralentice su evolución? Él/ella continúa, a pesar de que siente que ello conllevará cambios importantes en la relación con su entorno. ¿Es una actitud egoísta como la del pino? Si sigue en esa línea hay personas a su alrededor que probablemente sufran, lo sabe, pero es su camino y lo prioriza.
En fin...Besos.
Buenas un día más.
EliminarPues sí tiene que ver, ya que el cuento no es un artículo de opinión en dónde alguien quiere exponer su punto de vista sobre algo. Un cuento trata de que cada uno extraiga los colores que lleva en su paleta, y sí, uno de ellos puede ser que el Pino empezó como cualquier otro árbol y quizá, lo que le hacía más fuerte o más alto también lo alejaba de la realidad del suelo y el resto de las especies vegetales.
Pero tengo una pregunta al respecto de lo que se te plantea. ¿Por qué crees que es el otro el que se aleja?¿No podría pensar el pino que es que el resto el que no crece, el que no evoluciona, el que se aleja de lo fundamental, que es el desarrollo de la especie?
Lo pregunto porque siempre que veo que alguien se aleja de mi vida también pienso que yo me alejo de la suya, y hay veces que el esfuerzo para mantener los lazos no sólo hay que demandarlos sino tejerlos. Complicadas cuestiones todas estas que tienen dos extremos ;-)
Un besote grande
Hola!
ResponderEliminarEste es uno de los cuento que más me gusta, entre los que hasta ahora hayas escrito, y yo haya leído, claro!
Lo que más interesante me parece es el final. Cuando, a pesar de sentir calor y oler el humo, es incapaz de pararse a pensar por un momento en su grado de responsabildad ni en las consecuencias que ese calor y ese humo puedan tener para él. Y cómo, encima, piena ellos se lo han buscado...tan real, tan tristemente cotidiano.
Gracias. Bss limoneros
Hola otra vez ;-))
EliminarMe alegra que sea de los que más te gustan, eso quiere decir que hay más que también te gustan, y ya eso es mucho ;-)
Y sí, resulta curioso que muchas veces nos estamos quemando y ni siquiera somos capaces de ver o sentir el fuego, y si vemos el humo seguimos creyendo que eso no va con nosotros.
Por desgracia ejemplos hay muchos, desde la tan traída crisis, en donde mucha gente que hoy lo está pasando muy mal cuando todo comenzó pensaron que no tenían que protestar ni quejarse para evitar problemas; o Siria, con un régimen que se resiste a abandonar porque dan lo mismo las vidas que se pierdan de un lado u otro mientras yo siga siendo "pino"; los bancos y los constructores con su burbuja inmobiliaria... Y lo mismo en la vida personal. Incompetentes que terminan siendo concejales, jefes de áreas fundamentales, responsables de proyectos, empresarios que dan en el clavo un día y se hacen de oro en dos días, deportistas que se olvidan que una lesión casual les aparta de la "idolatría"...
Y no aprendemos, porque seguimos pensando que cuando uno es el más alto y el más fuerte, nada malo nos puede pasar. Eso de cuanto más alto subes más fuerte será la caída no lo recordamos en la cresta de la ola.
Me quedo con los limones y te mando unos besos.
;-))
Es complicado esto. El Pino sabe que debe seguir hacia donde él cree que hallará aquello que tanto anhela, y que no es otra cosa que la Paz, la Luz. Eso requiere dedicación y movimiento. Es su búsqueda personal, y no todo el mundo está en la misma búsqueda. Cada quién necesita algo que no tiene porqué coincidir con lo que el de al lado necesita. por eso, a veces, los caminantes toman rumbos diferentes que los alejan. Y sí, cada uno de ellos puede pensar que el otro está parado, o que el uno es un egoísta que sólo piensa en él mismo.
ResponderEliminarLa cuestión está en comprender y respetar el camino de cada quien, y no siempre es sencillo.
Las relaciones, efectivamente, hay que tejerlas, si las tienes que demandar, malo, malo. Y también es verdad que a veces uno no está con ganas de tejer y se deja ir. Pero una verdadera relación no se pierde así como así, aunque estés años sin ver a la persona, pero sí que es importante hacerle ver al otro que de alguna manera está presente en tu vida.
Un tema muy, pero que muy interesante.
Besos
Bonito y al que nos enfrentamos más veces de lo que parece.
ResponderEliminarBesotes y gracias por tejer en esta relación epistolar ;-)