viernes, 3 de abril de 2015

Combatir la verdad

Lo normal era que fallara. Las coordenadas que me dieron solo correspondían a miedos transmitidos por otros que crearon enemigos ficticios. Era de esperar. Quienes dirigen hacia dónde deben apuntar los cañones, por lo general, tratan de vengar lo que no supieron solucionar a pecho descubierto reconociendo sus miserias. Siempre ha sido mucho más fácil aumentar el número de enemigos al enemigo que reconocer el error propio o acierto ajeno.

Así fue como una y otra vez fallé. Haciendo mía batallas de otros, sosteniendo banderas que no representaban mis colores o poniendo el pecho ante balas que nadie disparaba contra mí.

Hasta que me pregunté cuál era mi frente. Y los cañones dejaron de sonar al quedarse sin argumentos ante un enemigo que no existía.

Fue entonces cuando descubrí que las heridas que mi cuerpo presentaba respondían a guerras en las que no había luchado, siquiera en las había estado quien me lanzó al frente. Batallas que se alimentaban de la miseria, del miedo en el que habíamos sido educados.

Fue entonces cuando supe que podía abandonar la trinchera, pues las balas que me atravesaban me daban más vida. Y comprendí que la muerte no llega con la diferencia, sino cuando el miedo a estar equivocado nos impide ver la verdad y decidimos combatirla.

3 comentarios:

  1. Bienvenido, me alegra volver a leer algo tuyo.

    Y enhorabuena, como decía una de mis hijas cuando era pequeña, mancanta!, especialmente el último párrafo.

    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  2. Buenas, señorita.
    A pesar de mis buenas intenciones, cada vez tengo menos tiempo, pero a ver si logro ir publicando algo. No creo que sean de mucho valor, pero por lo menos me ayuda a mantenerme en contacto ;-)

    Un abrazote

    ResponderEliminar
  3. Buenas, caballero.

    Pues lo que escribes tiene el valor de que se te ocurra escribir sobre algo por algún motivo que solo tú conoces, y que para ti debe ser importante por alguna razón. Además del tiempo que le dedicas a pulirlo para que se interprete como se debe.

    Aunque la interpretación que haga cada uno dependerá de la manera en que vea la vida y de sus vivencias.

    Tiene el valor de que alguien lo lea y le provoque recuerdos de situaciones o vivencias; e incluso que le haga pensar o clarificar aspectos en los que se puede estar "trabado".

    En fin...yo de vez en cuando miro a ver si hay algo nuevo, y me alegra cuando lo hay. Así que gracias por la dedicación, sobre todo, teniendo en cuenta lo ocupado que vas.

    Otro abrazo

    ResponderEliminar