sábado, 29 de noviembre de 2014

Independientes, o no

Si alguien le hubiera preguntado, habría asegurado que se conocían de toda la vida, y sin embargo, era la primera vez que se veían. O no. A lo peor cara a cara y a lo mejor cuerpo a cuerpo. Lo realmente cierto es que encontraron sus almas desnudas a simple vista.
Ella, acostumbrada a hombres que solo querían justificar una noche injustificable, comprendió que su abrazo no era un atrevimiento. A lo más, una propuesta, una invitación a un mundo al que prefería ver llegar antes que ponerse a construir. Él, en el fondo de su corazón, solo quería proponer un nido en el que acoger a alguien suficientemente fuerte para entregarse y suficientemente débil para aceptarlo.
Ella, que sabía lo que era desesperar, tuvo el tiempo justo para entregarse antes de que saliera el sol, pero no quiso. Él, que no sabía serenarse, reconoció en ella el sol y la luna que esperaba, pero la perdió entre las miserias de un reino que no era de su mundo.
Quizá todo habría sido diferente si ella le hubiera pedido que esperara, o si él le hubiese rogado que no se fuera, pero ninguno dijo nada cuando la música que les unía les separó.
Él, habría hecho todo cuanto fuera posible por ver pasar la vida a través de sus ojos, pero ella no volvió a recordar los pocos minutos que sus vidas se cruzaron.
Nunca supieron lo cerca que Canarias y Galicia estuvieron de ser una república independiente. Fue sólo por unos segundos, pero completamente independientes, o no.

6 comentarios:

  1. Muy intenso. Me gusta.

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    1. Buenas tardes.
      Me alegra que te guste.
      Disculpa la tardanza en contestar, pero tiempo es lo único que me falta en este tiempo.
      Un abrazo.

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  2. Que desperdicio energía !! Menos mal que sólo es un relato. En el próximo déjalos desarrollar..imaginas un final feliz?
    '!

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  3. Buenas.
    Gracias por el comentario.
    Y no tiene por qué ser un desperdicio. Lo que se queda es la experiencia. Quizá el final feliz llegue cuando uno se dé cuenta de que puede rogar que se quede y otra, de que entregarse no siempre es desesperar. Para ambos esto podía ser el inicio de un final feliz o el final de un historia que no empezaron.
    Un abrazo.

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  4. Ay Yiyo, cúanto te echaba de menos!!!
    Qué alegría tenerte de nuevo por aquí...

    Es cierto, hay que ver cuánto cuesta entregarse, de la misma manera que cuesta tanto pedir la entrega. Pareciera que no tenemos derecho a pedir, y nosotros mismos nos negamos la oportunidad de conseguir...
    Y así, se van perdiendo oportunidades de experimentar, de vivir, de aprender...

    Y fíjate que no sé si el miedo es a pasarlo mal, o al contrario, a que las cosas vayan por el camino de lo que se considera normal, o común...

    En fin, que ya me estoy liando.

    Pues eso un abrazo grande.

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    1. Hola, morena.
      Pues por aquí estoy. A ver si retomo el asunto y escribo algo, por poco que sea. Y sí, es verdad que se van perdiendo oportunidades si así lo quieres ver. Yo prefiero creer que de lo que se trata es de aprovechar las oportunidades que tenemos. Al fin y al cabo, de alguna forma debemos ser selectivos. No podemos estar en todo. La mera elección de algo nos cierra unas puertas porque nos abre otras.
      Y así vamos caminando, sin saber a dónde nos llevan las puertas que abrimos y los caminos que andamos.

      Besotes grandes

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