miércoles, 5 de agosto de 2015

Echar de menos

Se toma como verdad la curiosa teoría que postula que no se puede echar de menos nada que no hayas conocido. A simple vista tiene su lógica. Si no lo conoces, ¿cómo lo vas a echar de menos?

Nadie echaba de menos la quinta marcha de un coche cuando solo habían cuatro ni añora el campo o la playa si nunca ha ido. Probablemente no haya quien extrañe tomar café por las mañanas si nunca lo ha hecho, o dormir en un colchón de agua sin haberlo experimentado.

Claro que a todo esto hay que añadir un condicionante fundamental: la experiencia tiene que ser placentera. El motivo también parece obvio, no vas a echar de menos nada que te resulte desagradable.

Pero la teoría no se ajusta a la verdad, o al menos las excepciones, aunque no numerosas, son las que podríamos considerar más importantes en la vida.

Amar, ser libre, tener hijos o hijas, sentirse solo o acompañado, la amistad... De alguna manera no necesitas tener la experiencia para sentir que lo echas en falta.

Puede que no sepas el nombre de lo que te falta, pero seguro que sabes qué es lo que te falta y hasta podrías definirlo como si lo buscaras en el diccionario.

Hace poco, por ejemplo, una persona cercana me explicaba que ya se hacía mayor, que notaba que le faltaba algo, que los días se le iban sin llenar su vida, que necesitaba enseñar lo que ella había aprendido, que quería volcar todo su amor en alguien a quien entregarse sin condiciones, etcétera. ¿Podemos identificar lo que echa de menos?

El Kaiser Guillermo el Grande de Alemania -dicen que muy amante de las artes y las ciencias- quiso saber cómo se podrían a llegar a comunicar niños y/o niñas a los que jamás se les enseñara a hablar.
Para ello ideó un terrible experimento con bebés abandonados en un orfanato (alemán, por supuesto), dando instrucciones explícitas a las personas encargadas de sus cuidados: tenían que preocuparse de alimentarlos debidamente, asearlos, vestirlos y abrigarlos, pero no podían hablarles, sonreírles ni mostrarles ningún tipo de afecto. La consecuencia del experimento fue que absolutamente todos los pequeños fallecieron.

Hoy se sabe que los niños pueden entrar en depresión por falta de amor o cariño, y que esa depresión les lleva a rechazar alimentos, crea enfermedades y termina como los niños y niñas del pseudocientífico "cabrón".

Y uno se pregunta: Si nunca experimentaron el amor, el cariño, la cercanía de otra persona... ¿Por qué lo iban a echar de menos?

Tampoco han tenido la experiencia del trabajo los varios miles de jóvenes que se encuentran en el paro sin ninguna experiencia laboral, pero no por ello dejan de echar de menos el poder independizarse, crear su propia vida, tener rutinas y horarios, realizarse en una labor para la que se han formado... o sea, trabajar.

Por todo ello no es una locura que yo te eche tanto de menos a ti, que aún no has entrado en mi vida.

10 comentarios:

  1. Yiyo,
    No dejas de sorprenderme...
    Un placer seguir disfrutando de tanta originalidad, y esta vez, tan seguidito.

    Es difícil echar de menos lo que no se conoce, cierto, pero no es nada difícil "desear" algo/alguien que imaginas podría aportar algo bueno a nuestra vida.

    Como puedes ver, no es sencillo desconectar de todo todo.

    Un abrazo grande.

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  2. Hola, morena.
    Creo que no solo se trata tanto de "desear" como de "necesitar". El experimento que hizo el Káiser Guillermo me sorprendió doblemente, primero por la crueldad y, después, por el resultado. Con personas adultas también se ve (seguro que conoces casos) que las personas que más les cuesta relacionarse o que son rechazados, suelen presentar patologías no solo psicológicas.

    La prueba es que tooooooodos los estudios indican siempre que las personas que tiene cariño tienen menos enfermedades, se recuperan mejor, etcétera.

    Carecer de algunas de estas cosas, creo, nos hacen "echarlas de menos", aunque ni siquiera sepamos que lo hacemos o tratemos de desconectar de todo todo ;-)

    Un abrazote.

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  3. Hola Yiyo,

    Terrible experimento, solo de pensarlo se me parte el alma.

    Esta vez, te cito unos párrafos de "El Principito" que conocerás perfectamente:

    ¿Qué significa domesticar?
    Significa crear lazos.
    Si me domesticas, tendremos necesidad el uno del otro. Serás para mí único en el mundo. Seré para ti único en el mundo...

    y a partir de ese momento, siempre se echarán de menos.

    Un abrazo

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    1. Hola.

      Ciertamente, como en El Principito, para que seas único en el mundo hacenfalta tantas ganas de domesticar como de ser domesticado, y como el zorro, a veces uno echa de menos ser domesticado o, como el Principito, de domesticar, a pesar de que éste no supiera lo que es crear lazos.

      Como dijo el zorro: "Lo esencial es invisible a la vista".

      Un abrazo fuerte y gracias por estar ahí.

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  4. Yo pienso que todos hemos venido a algo a este mundo y vamos dando tumbos hasta que lo encontramos...y eso es lo que echamos de menos. Algunos han venido para amar, otros para escribir, otros ni siquiera saben a que han venido..pero cuando alguien se da de bruces con su destino piensa...¡como te he echado de menos!....

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    1. Buenas tardes, señorita.
      Pues yo no tengo claro que "hayamos venido a algo", pero sí creo que ya que estamos tenemos la obligación de ser felices. Cada cual tiene sus experiencias y resultan difícil explicarlas porque, aunque probablemente no disten tanto las conclusiones, los matices lo hacen parecer distintas. El cocinero de un gran restaurante que no tenga lavavajillas puede que si no ha visto uno nunca sí que sienta que necesita algo que le ayude a limpiar los platos, y es probable que cuando lo descubra diga lo que tú dices: "Cómo te he echado de menos! Pero sin saberlo, ya lo echaba en falta antes de saber lo que era. La cuestión es si, coo en el cuento, eso puede pasar con las personas. ¿Podría?

      Besote grande

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    2. Of course!! Con las personas sobre todo...de niño te conocí...de entre mis sueños queridos...por eso cuando te ví, reconocí mi destino. Cuando pensaba que ya no iba a ser lo que soñaba..de pronto vino. Te conozco, te conozco desde siempre, desde lejos, te conozco como a un sueño bueno y viejo, es por eso que te toco y te conozco....

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    3. Muy bien traída al caso, morena. Y siguiendo con el tema en cuestión: "Todo se vuelve a inventar, si lo comparto contigo".

      A descansar que ya es hora ;-)

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  5. Echar de menos me produce tristeza....muchos momentos de nostalgia...no se puede echar de menos lo que no has conocido.. Podrás sentir curiosidad por lo desconocido e incluso emoción por vivirlo pero si no lo has sentido puedes echarlo de menos?

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    1. Hoooola!! ¡Cuánta gente por aquí!! ;-)

      Yo creo que sí, que se puede echar de menos lo que no conoces. Pongo un ejemplo simple por entendernos (como todos los ejemplos no es perfecto, pero nos sirve). Al inventor de la fregona dicen que se le ocurrió la idea porque su mujer le pidió que hiciera algo para no tener que estar agachándose a fregar los pisos. Hoy, si nos quitan la fregona en casa, tod@s la echaríamos de menos porque ya sabemos las facilidades que nos dan, pero de alguna forma la mujer del inventor ya "echaba de menos" algo que le permitiera fregar sin doblar la espalda.

      Hay veces, al menos a mí me pasa, que no has tenido una charla con una persona nunca pero sientes que hay algo que está pendiente entre ella y tú. De repente, cuando menos te lo esperas, una simple conversación te libra de esa sensación y uno piensa: "Claro, echaba de menos un ratito de conversación".

      Probablemente lo que echas de menos no es a la persona o a la conversación o lo que sea, sino el estado que eso provoca en ti. Por tanto, ese estado de necesidad puede aparecer antes de conocer a alguien o después.

      Fíjate en el caso que cuento del Kaiser Guillermo. Los niños, que nunca habían experimentado amor, terminaron enfermando. ¿Por qué? Si no sabían lo que era. Pero aún así lo necesitaban, no lo tenían y lo echaban de menos.

      Un beso grande y gracias por asomarte por aquí.

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