sábado, 4 de julio de 2015

Por un café

Hacía tanto tiempo que no se veían que ella no pudo decir que no al café al que él le había invitado. No es que estuviera especialmente animada. Una ruptura sentimental hacía poco más de diez meses le había dejado las ganas de vivir en stand by. No era que se hubiera anclado en el pasado, solo de una carencia de interés por cuanto podía pasarle. Así que dijo que "sí" igual que podía haber dicho que "no", pero el tiempo que les distanciaba le empujó a ese café que no prometía más que unas cuantas preguntas cuyas respuesta no iban a interesarle, y otras cuantas respuestas a preguntas que no le iban a llevar a nada. Al final, un beso y los mejores deseos para los próximos dos, tres o cinco años. Ya se vería.

Para él, el encuentro había sido una maravillosa casualidad. Se trataba casi de un regalo de la vida que respondía a uno de los deseos que siempre había tenido. Los meses en que habían compartido cierta intimidad no habían terminado como él habría querido. El trabajo, algunos problemas familiares y una relación acabada que no terminaba le habían distanciado poco a poco hasta que ya no sonaron los teléfonos ni los mensajes. Pero nunca la había olvidado. Para él, pues, no solo se trataba de tomar un café, era volver a abrir la puerta, era comenzar el segundo tomo de un libro al que se había enganchado.

En algo sí que coincidían: muy poco sabía actualmente el uno de la otra y la otra del uno. Si había familias, hijos, fallecido familiares, pareja o parejas, trabajo o una vida mejor o peor, era un misterio al que tendrían que enfrentarse.

Ella fue respondiendo con pocas palabras las muchas preguntas que él realizaba, y él aportaba el interés que ella no ponía. Ella se había casado con el "hombre de su vida", con el que había tenido dos hijos, se había comprado una casa y con quien había vivido algo menos de seis años. Él, había tenido una relación de la que solo quedaba una niña y muchos reproches.

Dado que el café se hizo corto, ella pidió una cerveza, y él no quiso que bebiera sola, así que se pidió otra.

Antes de que la espuma de la Chimay hubiera desaparecido, ella ya era parte de la conversación y de las risas, lo que trajo a la memoria de él por qué se había enamorado de ella; y antes de que ambos apuraran el último buche, ella volvía a ser ella y él, el joven que la había conocido hacía una treintena de años atrás.

En esas condiciones coincidieron que lo mejor era tomar otra cerveza, pero "habrá que comer algo", dijo ella. Así que se fueron a un restaurante que recomendó él para pedir lo que a ella le apetecía. Ella quiso brindar por el reencuentro (el de ella con ella misma) y él por los latidos del corazón (aunque no lo dijo). Y sin saber por qué ni cómo, antes de que el sonido del choque de las copas se disipara en el aire, las miradas se habían perdido en los ojos del otro y de la otra.

La cena fue el punto en el que descubrieron que los años sin verse solo habían sido un paréntesis, y que por primera vez en muchos años, la vida les ponía por delante más futuro que pasado. Pero ninguno quiso decir nada de lo que pensaba, claro que tampoco iban a irse.

De esta forma llegaron a las copas, y después al desayuno, a la comida y de nuevo a la cena.

Llevan así más de diez días, sin dormir, completamente enamorados en silencio, compartiendo la vida y los sueños, abriendo puertas y ventanas, inventando sus propios paisajes. Y cuando alguien les pregunta por qué no duermen, ellos responden al unísono: "Porque nos tomarnos un café".

8 comentarios:

  1. Por un cafe, una una fiesta o un asadero puede empezar el principio del resto de tu vida...

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    1. Hola Luisa, cuanta alegría eso de tenerte por aquí.

      Sí. Efectivamente. El café es lo de menos. Sin sentimientos y afectos, el café quedaría solo en anécdota.

      Te adjunto un tema (hace tiempo que no "pongo banda sonora" a este blog) que me parece que viene al caso, a pesar de que no lo parece.

      Un beso y buen domingo y un fuerte abrazo.

      https://www.youtube.com/watch?v=qzA8eNwqncw

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  2. Buenos días,

    Bonita canción, no la conocía. Aquí, además de leer lo que escribes, amplío cultura musical, todo ventajas...

    Es fascinante y reconfortante comprobar cómo a pesar de los años transcurridos, y de las circunstancias de la vida de cada quién, las almas se reencuentran, se reconocen y reconectan.

    Es como si el tiempo se hubiera detenido para esas personas, aunque quizás y precisamente por lo que cada uno ha vivido, es por lo que se reconoce, aprecia y valora de una manera que antes no se hizo.

    Pienso que es un proceso que escapa a la consciencia, es otra dimensión...difícil de explicar con palabras, pero muy bien reflejado en tu relato.

    Un abrazo

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    1. Hola, morena.

      Pues sí, canción bonita y poco conocida de Víctor Manuel. Hay una versión que hizo un cantante brasileño (Vaudí), muy curiosa.

      También es cierto que hay almas que encajan a distintos niveles, pero unas poquitas parecen que no solo encajan sino que son los cachitos que te faltaban.

      A veces no es que el tiempo se detenga, sino que "la vida" y "los tiempo" no siempre cuadran, pero cuando cuadran, es un milagro.

      Gracias por seguir por aquí. Besotes

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  3. Hola,
    Cuantas cosquillas en el estómago cuando preparas el reencuentro!!! es maravilloso. Tanto acumulo de energía positiva solo debería de acabar en algo bonito, mágico y explosivo.
    Gracias por este punto de romanticismo y por poner un final feliz a esta historia, te reconcilia con el mundo.
    Me atreví a poner también una canción, que viene al cuento. Espero que te guste, la animación me encantó

    https://youtu.be/aTytr8WdpVU

    Un fuerte abrazo

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    1. Hola.

      No sé yo si no dormir durante diez días es un final feliz a ciertas edades ;-), pero como me dice una amiga, si el motivo es bueno está justificado.

      El tema de Fito viene muy a cuento. ¡Hay que ver la cantidad de relaciones que comienzan en un café o por un café! Tendré que empezar a tomarlo ;-)) Me ha gustado la canción y la animación.

      Gracias por estar y por compartir. Un abrazo fuerte.

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  4. Yo también tendré que empezar a tomarlo, pero si te digo la verdad, prefiero un té.
    Gracias por el abrazo, no sabes cuanto lo necesito

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