martes, 19 de febrero de 2013

No quiero ser "grande"

Supongo que como todos y como todas pensé que para disfrutar de las cosas había que tener. Me enseñaron que el dinero no daba la felicidad, pero ayudaba a conseguirla; y que el trabajo era la forma idónea de hacerme un hombre. También me explicaron que las grandes cosas del mundo se conseguían luchando, escalando, con esfuerzo. Que el sudor y la sangre nos hacía más fuertes...

En fin, me contaron que para disfrutar de la vida primero había que ganarla, había que llegar a nuestros propios límites, a defender lo mío frente al mundo entero que pretendía también disfrutar de la vida pero con mis cosas.

Tan convencido estaba que olvidé lo realmente importante, la felicidad que había en lo sencillo, en lo que la vida nos da totalmente gratis, en lo que siempre me hizo feliz... Y me convertí en un adulto.


2 comentarios:

  1. Sí señor, un vídeo fresco, amoroso, y precioso. Me encantó y me emocionó!!!!!

    Y me lleva a preguntarme en qué momento empezamos a perder esta frescura, esta manera de disfrutar de las cosas sencillas y cotidianas.

    Me llevó inmediatamente a aquellas pocas veces en que diluviaba en mi otro país. Llovía poco, muy poco, pero cuando ocurría era como el diluvio universal. Y salíamos a la calle a embarrarnos, saltar en los supercharcos y a coger ranas y sapos, cosa que me encantaba. Y recordé que era la "cogedora number one" de ranas y sapos, y que los niños y niñas me pedían que cogiera para ellos.

    En fin, que me transportó a mi infancia, a mi lugar de origen...a aquella etapa de la vida en la que sabíamos disfrutar de lo esencial, en la que lo importante era lo que estaba ocurriendo en el presente. Ahora, ya un pelín más mayores, para vivir en el presente hay que hacer un esfuerzo, cuando debería ser lo natural, porque es lo único que tenemos con seguridad.

    No sé, perdemos mucho tiempo y oportunidades por no estar en "el ahora".
    Yo miro a mis hijas y me encanta observar como viven y disfrutan los momentos. Realmente, me dan envidia. Ay, si pudiera imitarlas aunque sea sólo un poco!!!!

    En fin...es un trabajo que hay que proponerse hacer conscientemente, y merece la pena el esfuerzo, hasta que se convierta en algo natural, como cuando éramos niños. Sé que es posible, pero también sé que hay que trabajarlo, que no ocurre de forma espontánea.

    Un beso.

    ResponderEliminar
  2. A mí me parece genial la imagen. Ese chiquillo que ve el charco, lo pisa, sigue y, de pronto, como que se le viene a la cabeza el disfrutar de eso en ese momento. Y pasado tres o cuatro veces por encima, disfruta como un enano y, al final recoge la correa del perro y sigue como si no hubiera pasado absolutamente nada, como si ese instante de "pisacharcos" no hubiera sido sino un paréntesis en su vida.

    Creo que esas cosas son recuperables y las vivimos ibcluso de adultos. Momentos en que te reúnes con amigos o seres queridos y te entra un ataque de risa, o haces una locura, o pasas un rato que no sabes muy bien cómo pasó poero fue genial. Y nada de eso te ha solucionado la vida, sólo que te lo encontraste.

    El gran problema es que ya no son ni tantos ni con cualquier cosa, ya tiene que ser en una cena, con vino, con gente... Nada (o poco) de meto el pie en un charco y ya pasé el rato.

    También es cierto que es fácil vivir el presente cuando no sabes que hay futuro, y eso pasa cuando se supone que tienes taaaanto futuro que nos da lo mismo lo que suceda en él. Quizá por eso, a medida que pasa el tiempo y sabemos las consecuencias, como que nos atrae menos. Desde mancharte en el barro hasta cogerte una borrachera, pasando por ser la número uno cogiendo sapos y ranas.

    Un besote y, de nuevo, gracias por andar por aquí.

    ResponderEliminar