viernes, 17 de diciembre de 2010

Sospecho de mí

A pesar de trabajar en el mundo de la comunicación, empiezo a sospechar de mí mismo. Y no sé si por cuestión de edad o por mis limitaciones personales hacia las nuevas tecnologías. Hoy que está tan de moda lo de las redes sociales yo, cada vez más, creo en el cuerpo a cuerpo, y sigo prefiriendo que me escupan las verdades o las mentiras a la cara que tragarme lo que todos dicen de todos sin haberse mirado ni una sola vez a los ojos.

         Sí, ya sé que uno puede poner sus propios límites y criterios pero, ¿Somos nosotros? ¿El perfil que nos creamos nos identifica? ¿El criterio con el que participamos no termina siendo un juego de a ver hasta dónde podemos aguantar o hasta dónde nos aguantan?
        
         Cada vez más, curiosamente, cuando hablo con personas que participan activamente en estas redes sociales, sus vivencias más importantes se centran en relaciones creadas a través de personajes ficticios, inexistentes. Tengo varios colegas que cuentan con más “amigos” en los perfiles que han inventado que en los suyos propios, especialmente cuando se finge ser del sexo contrario.

         Y ahí es donde descubro cada día mi yo más antisocial. El mundo que vivo detrás de mi frente, entre las dos orejas y debajo del pelo, no concibe que las relaciones personales se basen en crear avatares en los que no creemos, ni siquiera queremos ser, sólo pretendemos ver lo que otros esconden sin arriesgar nada. Como un voyeur de almas ajenas.

         Así que entiendo que cada día yo, que prefiero el cuerpo a cuerpo incluso despierto, estoy cada día más alejado de esa sociedad que parece más dispuesta a tejer redes sociales como ardid o engaño que como malla comunicativa para expresarnos.

         Me cuesta renunciar a mi identidad, a mis ideas, a mis principios, a mis proyectos, sólo por saber a cuántos y por cuánto tiempo puedo engañar, cuando tooooodo ese tiempo puedo dedicarlo a ser yo y a mostrarme en lo que escribo, en lo que cuento o en lo que fotografío. Que no soy sólo eso, cierto, pero eso sí que lo soy.

         Es por eso que escribo en un blog y no en facebook, aunque digan que está pasado de moda. Qué le voy a ser si yo soy así.

No hay comentarios:

Publicar un comentario